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"Simplificando tantas y tantas palabras,
recordando que nunca son previstas y que siempre son honestas, aquí estoy,
derramando las palabras como sangre de mi boca,,, como antes... como siempre,,,
como YO".


14/7/11

...poco a poco lo vas a ir pagando.

¿Qué va?... Las situaciones encarnadas de sexo y alcohol son lo mío. Era lo que siempre pensaba un domingo o sábado a las 14:00 hrs.  cuando despertaba… Todo pudo seguir así, sin embargo a algún hijo de puta se le ocurrió aparecerse en mi vida sin previo aviso.

Sabía que él podía trascender, importar, significar, alentar o algo…  ¿se dan cuenta de la sonrisa estúpida que ponen cuando ese “alguien” se te acerca? pues mis latidos se aceleraban cada vez que él se acercaba y me ofrecía algún cigarrillo o un trago, ya que mi vaso comenzaba a vaciarse.

Me llevó una cerveza; “XX ámbar, he notado que bebes esa” dijo, sólo sonreí amablemente y al mismo tiempo desesperadamente, -Me han dicho que escribes, y que lo haces no tan mal- salió de su boca, -Bueno, qué digo; sí algún día me lees sabrás por qué piensan que no es tan malo- en mi mente dije ¿a quién no le gusta leer sobre puterias y sexo con amantes que nadie puede reconocer?” y seguí bebiendo. Aquella noche acabé en su departamento, era un buen lugar para follar y comer, y había sido una buena madrugada inundada de sexo y hierba que fumamos.

¿En qué momento nos dimos cuenta que el martes estaba por terminarse? No lo sé, eran las 21:00 hrs y un leve ataque de ansiedad me cubrió todo el cuerpo, tuve que entrar a la regadera y tratar de calmar aquella voz que en mi mente  comenzaba a desesperar por estar en el mismo lugar por 4 días enteros… y salí corriendo.

Mi vida no era ejemplar, la universidad: terminada, el trabajo: abandonado, la tesis: abandonada, la única relación sana: abandonada… no hacía otra cosa más que beber y escribir; claro a todos les sorprendía que una mujer de 23 años tuviera esa manera de beber y sobre todo se sorprendían que de su casa salieran aquellos tipos con apariencia desaliñada, con el aroma de mi sexo y un whisky barato. (Siempre me ha fastidiado lo pendientes que están mis vecinos por saber con quién acabo de follar)

Él logró que me olvidara de aquellos huesos que sobresalían de esa cadera que amaba ver mientras dormía con aquel, hizo que dejará las visitas a ese departamento que jamás supe ni la calle, ni el piso en donde se encontraba, hizo que rechazará las noches con el ingeniero en el centro, los días con el economista en su escuela, las tardes con el fotógrafo en los viveros. Hizo que desapareciera a todos de mi vista, y luego, luego él se fue.

Me dejo… y con él dejo de el sabor amargo que jamás había probado, un sabor que te ahoga lentamente, que te cierra los ojos y te saca algunas lagrimas, un sabor que te escupe la espalda y te avienta por la ventana, un dolor que maldigo y disfruto, un dolor que sólo él pudo dejarme...

     [Ahora sé a qué se refería aquella señora que me detuvo
 en la calle y me dijo: Te crees muy cabroncita, 
pero recuerda que siempre llega el hijo de puta que hace
 que caigamos en un precipicio y seguro que no será el primero, 
pero tú has sido “esa” la que destruye vidas de muchos,
 y poco a poco lo vas a ir pagando…]

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