Es soñar entre versos, hablar entre momentos,
es una fase desacelerada de un monto inexplorable y hasta a veces inalcanzable.
Me resulta evocar al deseo del encuentro, del torrente montón de palabras inexactas,
de palabras enderezadas para digerir y evitar un dolor acabado en angustia.
Así mismo… confieso el sentimiento de agrado que siento por ella,
un gusto por el sólo ser ella…
y a pesar de las situaciones encaradas en las que no podemos encontrarnos,
me resulta una persona adecuada, tentadora y desalmada…
Siguiendo una confesión, se suele encontrar otras dos,
y suelo maldecir el nombre y mi debilidad,
y enorgullezco mi sentido desorientado de encontrar un deseo apasionado,
que simultáneamente llegue por la espalda,
encontrando mi muerte y un poquito de mi alma.
Y grito e imploro una sensación de ardor en el estomago;
de dolor en días de resaca,
imploro fumarolas inundadas de colores y algunas canciones,
destaco la inútil felicidad de una tarde entre espuma y color oscuro,
de una inútil platica en la que el pequeño loco intenta saltar de mi boca y arrasar la lengua con la que conversa.
Intento… intento simplificar el punto de un par de meses,
que acaba en una cama sin lugar para alguien más.
Son ideas sumisas y agraciadas de conformidad y de debilidad,
pasando a menudo por días de excesos y detallados días de inmensos encuentros imaginarios…
Para mi, es NO entender mi pérdida, mi encuentro, mi estatua y mi forma reflejada en el otro,
es no entender la alevosía y la ternura de una caricia entrelazada de lujuria y homicidio dentro de mi gemido;
es vivir,
es llorar,
es gemir,
es fumar,
es beber,
es encontrar,
es como él y,
como siempre eres Tú.
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