[...]

"Simplificando tantas y tantas palabras,
recordando que nunca son previstas y que siempre son honestas, aquí estoy,
derramando las palabras como sangre de mi boca,,, como antes... como siempre,,,
como YO".


2/6/10

Primera cosa que falló...

Me pediste una cerveza oscura, en ese momento sabía que acabaría en la cama de algún cuarto de hotel barato del centro.

Bebíamos platicando sobre cosas sin gran importancia, me decías que algún día harías algo para que yo te enseñara lo que suelo escribir y que nunca te he mostrado, yo sólo pensaba, que nunca lo leerías por que nunca escribiría sobre ti. Primer cosa que falló.

Me pediste la segunda cerveza, y yo pensaba; ¿de qué forma lo haríamos?… seguíamos platicando de cosas sin importancia: -sabías que siempre quise besar a una socióloga-, yo pensaba: ¡¡pendejo!! ¿No podías encontrar una frase mejor? Definitivamente esta noche acabaré en mi cama. Segunda cosa que falló. Sólo le conteste con un gesto de… un gesto que emitía un poco de tolerancia.

Había momentos en los que en verdad deseaba llegar a casa, sacar de mi cabeza tanta pendejada y dormir en medio de una rica nube de humo emanada hacía mi espalda. Pero también había momentos en los que sólo pensaba en el número de cervezas que permitiría que su lengua entrara hasta mi garganta.

Llego el momento de perder la cuenta de las botellas de cervezas que rozaban mis labios, el momento en qué podría avanzar en mi circular manera de hablar y de forma vulgar y cínica te propondría hablar delante de tu entrepierna. ¡Pero no fue así! Otra cosa que falló.
 
Recibía llamadas de personas interesadas en mi paradero, interesadas en dónde arruinaría otra etapa de mi corta vida; “el número telcel que usted marco esta ocupado”, ¡si! Estaba ocupada tratando de convencerme sobre la idea de acabar en la cama con él. Al final de cuentas, sabía que mi decisión se vería influenciada por el número de cervezas que me pidió y por el número de cervezas que él pago. No digo que fuera una forma de agradecimiento, creo que no tengo por que agradecer, en ese mismo instante, sabía que tendría noches mejores, en camas ajenas y en camas de cuartos de hoteles baratos y que ésta sólo sería una leve distracción del pequeño reclamo de todos los días. No tenía nada mejor que hacer.

 
Pasaron las horas, los minutos, ¿yo qué se?, pasaron las miradas, me dijiste vayamos a un lugar donde pueda revisarte desde tu ropa hasta tu alma, yo me levante, pase al sanitario y seguí el rastro del aliento alcoholizado.


Caminamos como 2 cuadras, me detuve y le hice la parada, subí: “a la calle _______” él se quedo ahí sin decir nada. El taxi te encontró, se detuvo, dinero, llamada… y estoy aquí, escribiendo, mientras escucho y siento tu esencia en medio de la cama.








No hay comentarios: